RAUL RHULIVER INTERPRETA LA FAMOSA ZAMBA DE VIRGILIO CARMONA AL JARDIN DE LA REPUBLICA.
Un pedazo e’ cielo en la tierra se cuela en su futuro: “Humilde es tu fruta mora que a golpes voltean los changos y caen como lagrimones cual si estuvieran llorando. Debajo de la morera, bailaremos esta zamba, pasaría la vida entera cantando con toda el alma…” Carlos Gardel le graba cuatro tangos en los años 20. Su corazón se aquerencia en tierra tucumana en la década de 1930. El amor le hace una zancadilla en Simoca. Los besos se le vuelven zamba para cantarle “Al Jardín de la República”, que dedica a su esposa. La música parpadea vida en las cuerdas de su guitarra. 1948, 12 de julio. La pobreza de 52 años tropieza con la muerte ese lunes, y cae en la fosa comunitaria del Cementerio del Norte. A más de siete décadas, debajo de la morera de la memoria, Virgilio Ramón Carmona habla ahora desde el corazón de su nieta. “Estoy escribiendo un libro sobre la vida y la obra de mi abuelo. Su papá vino de la Guerra del Paraguay, era político y abogado, vino a exiliarse en Rosario, por eso lo hace estudiar abogacía a Virgilio, que deja en tercer año para dedicarse a la música”, cuenta Alejandra Carmona, licenciada en Educación.
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