La familia se trasladó en 1915 a Santiago del Estero, donde nacieron los demás hermanos.
Roberto nació en 1919. Víctor Manuel (“Vitillo”) en 1922 y Marcelo Raúl (“Machaco”) en 1923.
Corría el año 1938 y al folclore argentino todavía no había llegado el boom que lo popularizaría entre las capas medias, décadas después. Los hermanos Ábalos comenzaban a escribir la historia de la formación que dejó su sello en el folklore argentino. Fue en ese año que Adolfo, el pianista, compuso la zamba “Nostalgias santiagueñas”, transformada en clásico del cancionero y en himno provincial. Ese fue el evento elegido por el grupo para poner fecha de nacimiento a su conjunto q se mantuvo durante más de cinco décadas. Algunas de sus canciones son presentadas en forma instrumental y otras cantadas, como es la marca del grupo, a dos voces. Ese fue, precisamente, uno de los aportes importantes del conjunto al repertorio de tradición folklórica: el criterio integral con que gestaron su conjunto, vocal e instrumental a la vez. Otra marca sembrada por Los Hermanos Ábalos fue la del camino del piano en el folklore, popularizando su uso. Los temas de Los Ábalos son, en rigor, bellos en su simpleza, con algunos como Nostalgias santiagueñas o la Chacarera del rancho. Los cinco hermanos lograron la aspiración máxima de todo artista popular: que su obra deje de pertenecerles y pase a ser de todos, que su canto se confunda con el del pueblo.
Achalay Huasi, fue la mítica peña del grupo en Buenos Aires. Allí, en el subsuelo de la confitería Versailles, en Santa Fe y Paraná, es donde Los Ábalos hacían verdadera docencia de “arte nativo”, tanto en la música como en la danza y la cultura, enseñando de nuestro legado a generaciones de argentinos. Los Ábalos encabezaron la avanzada folklórica de los años cuarenta sobre Buenos Aires y su peña porteña fue una de las principales sedes de aquel movimiento. Dicen los hermanos Ábalos “Las primeras veces que tocamos en Buenos Aires la gente se preguntaba de qué norte veníamos. Si de Salta, Bolivia o Estados Unidos”, recordaban ellos, divertidos, y chicaneaban: “Todo empezó por Gardel. No nos gustó cómo cantaba un gato. Nos pareció que no llevaba ni el ritmo ni la melodía del verdadero gato, y pensamos que sería bueno hacerlo conocer a los porteños”. Su música llegó a los oídos de los buscadores de talento de la radio “El Mundo”, y de ahí al poco tiempo comenzaron su carrera profesional. Después llamarían a sus dos hermanos menores y, finalmente (cuatro años más tarde), a Roberto, maestro de escuela. Después, mucho después, recorrerían el mundo varias veces, llegaría la fama y la conclusión con que nació el clásico tema: “¿Y qué tal esas Europas? ¿Y esas Nuevas Yores? Y, mirá, casas más, casas menos, igualito a mi Santiago”.
“Los cinco hermanos Ábalos somos una mano, el resultado de los cinco dedos, todos diferentes, todos necesarios”, solían decir.
Cuando se les preguntaba cómo era posible que siguieran juntos después de tanto tiempo respondían siempre lo mismo: “Porque ninguno perdió su personalidad”. Y cuando agradecían a la vida por todos esos años juntos volvían a la dedicatoria de su Primer álbum, que decía “A nuestros padres, que nos enseñaron a querer las tradiciones santiagueñas. A Santiago del Estero, que nos enseñó a querer las tradiciones argentinas”. De los hermanos Ábalos nos quedan innumerables recuerdos, anécdotas y sobre todo un repertorio que incluye de las más difundidas y queridas obras del cancionero popular. Obras que perduran, obras que el paisano silba a la vera del camino. Es impresionante lo que consiguieron los Ábalos. Por un lado, consiguieron hacer aquello que realmente les apasionaba y que su destino marcaba como algo inevitable, y por otro lado consiguieron llegar muy lejos y hacer conocer nuestro canto folclórico en innumerables países y ciudades. Hoy el único que permanece con vida es el hermano Vitillo, quien hace dos programas de radio en Buenos Aires.
Algunas de sus obras se encuentran:
• Nostalgias Santiagueñas
• De mis Pagos
• Juntito al Fogón
• Agitando Pañuelos
• Zamba de los Yuyos
• Chackay Manta
• Cachy Mayo
• Chacarera del Rancho
Es importante destacar que esto no es un hasta nunca, pues ellos están presentes en todas sus obras, en cada peña donde se toca una de sus canciones, en cada anécdota que ellos vivieron y que trae alegría a los que las recuerdan. Y que mientras más los recordemos más cerca nuestro están. Esto no es un documental, pues el pueblo de Santiago puede dar cátedra de lo que fueron y lo que son los hermanos Ábalos, esto es sólo un modesto granito de arena para recordarlos, para traerlos más cerca.
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