El Cielito, o Cielo, es danza del ciclo en que las parejas bailan sueltas y pertenece a la promoción de las "graves", como el Pericón. Es evidente, sin embargo, que en el ambiente colonial gauchesco del Plata adoptó modalidades y recursos muy propios de las danzas picarescas, lo cual explicaría sus castañetas y la vivacidad de alguna figura. Estos injertos atenúan pero no destruyen su filiación, en cuanto las clasificaciones obran sobre las líneas y características generales.
La cadena, la reja y otras suertes típicas de la promoción grave, permiten suponer que procede de alguna danza europea en boga hacia 1750 en los salones porteños, de donde habría pasado al suburbio y a la campaña, sosteniéndose aquí para tornar con distinto nombre al ambiente aristocrático de la época de la revolución. No deben causar extrañeza estos trasplantes; la presunción está justificada por numerosos casos bien conocidos.
Tengo por cierto que, cuando vuelve al ambiente aristocrático, incorpora a su juego una especie de vals, con enlace de la pareja, atentando de nuevo contra el rigor de las clasificaciones.
Tuvo amplia dispersión en la República Argentina y fuera de ella hasta mediados del siglo pasado, pero la simpatía resultante de su carácter nacionalista tradicional prolongó su decadencia hasta las últimas décadas. Hoy es danza extinta.
Ventura Lynch, a quien siempre necesitamos recurrir porque es el tratadista que nos espera donde no alcanzan los recuerdos, la cita en su libro y nos da una incompleta descripción en 1883; y Auturo Berutti la menciona en su ensayo de 1882 con palabras que revelan cierta confusión. Dice que el Cielito... "Es el Gato propiamente en todos sus detalles..." Pequeñas diferencias les encuentra: pañuelo en lugar de las castañetas del Gato y ritmo más pausado el del Cielito. Creo que es fácil confundir cualquiera de las danzas picarescas entre si, o un baile grave con otro grave; pero el Gato, danza picaresca típica, no es confundible con el Cielito, danza en que predominan figuras de la promoción grave, como la cadena o la reja. El inglés Cunninghame Graham alcanzó a ver el Cielito hacia 1870-1880 "como rezago de épocas de antaño", "en las casas de más rancias costumbres".
En La literatura de Mayo", Juan María Gutiérrez dedica a esta danza largos párrafos. Sustancialmente dice que su origen no es africano, que su música es sencilla y candorosa, que su juego coreográfico es decoroso y que en su texto combinan octosílabos con versos más breves. Añade que "salió de su oscura esfera desde los primeros días de la revolución" y que sus versos aluden a los acontecimientos políticos. Todo esto es verdad, pero lo mismo se puede afirmar de muchas otras danzas sin mayor riesgo.
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