viernes, 18 de diciembre de 2020

             


EL CHAMAME PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE UNESCO 

El 15° Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI), que funciona en la órbita de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), aprobó hoy la incorporación del chamamé a la Lista Representativa del PCI, en su ultima reuniòn en París. LA UNESCO el 16 de diciembre de 2020, incorporo el chamame al PCI, tercer bien cultural argentino en alcanzar esa declaración, luego del tango y el fileteado porteño.

El ministro de Educación de la Nación Argentina, Nicolás Trotta, dirigió unas palabras de agradecimiento por el reconocimiento que otorgó el organismo especializado de Naciones Unidas: “Agradezco en nombre del pueblo argentino a la UNESCO. El chamamé es ahora patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Nacido en nuestra querida provincia de Corrientes, ahora se puede proyectar al mundo para poder ser disfrutado por las ciudadanas y ciudadanos de toda la humanidad”.

Por su parte, el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, expresó: “Desde Argentina, ¡gracias a UNESCO por elegir a nuestra música como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad! Es un honor que el mundo reconozca con este galardón a nuestra máxima expresión artística. El chamamé es lo que sentimos, lo que pensamos, lo que soñamos, lo que vemos y vivimos todos los días, que es chamamé convertido en música, canto y baile. Este reconocimiento hace que tenga trascendencia mundial”.

Este elemento –que abarca música, letra, danza y demás formas de manifestación artística– fue propuesto para la inscripción por el Estado argentino y la gobernación de la Provincia de Corrientes. La adecuación de la postulación a las recomendaciones del Órgano de Evaluación de la Convención para la Salvaguardia del PCI (2003) estuvo a cargo del Instituto de Cultura de Corrientes.

La Convención de 2003 define al PCI como un conjunto de “usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural”.

El PCI abarca una amplia gama de manifestaciones, desde las tradicionales hasta las contemporáneas, en ámbitos rurales y urbanos. Es un patrimonio vivo, en constante cambio y evolución, recreado por las comunidades a lo largo del tiempo en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia. Otorga identidad comunitaria y contribuye a promover el respeto por la diversidad cultural y la creatividad humana, transfiriéndose de generación en generación.

Nuestro país adoptó la Convención para la Salvaguardia del PCI en 2006, mediante la Ley N° 26.118. Desde entonces, la Comisión Nacional Argentina de Cooperación con la UNESCO (CONAPLU) ha trabajado con las distintas áreas de gobierno en la promoción y difusión de esta herramienta, haciendo hincapié en la adopción de medidas necesarias para garantizar la protección del PCI e identificando los distintos elementos del PCI presentes en las comunidades, los grupos y las organizaciones no gubernamentales.

Entre los creadores del género chamamecero  se cuentan Emilio Chamorro, Mauricio Valenzuela, Ernesto Montiel, Tránsito Cocomarola e Isaco Abitbol.  Luego, entre 1940 y 1960, aportaron lo suyo Tarragó Ros, Ramón Ayala, Mario Millán Medina, Blas Martínez Riera, Los hermanos Barrios, quienes hicieron popular al género. En la década siguiente aparecieron Teresa Parodi, Pocho Roch, Antonio Tarragó Ros, Mario Bofill, las hermanas Vera y Rosendo y Ofelia. Luego llegaron Los de Imaguaré, Raúl Barboza, Rudi y Nini Flores, Chango Spasiuk, entre otros, que continuaron ese camino.  Curiosamente el primer chamamé grabado, que figura en los registros, es "Corrientes poty" (1930), compuesto por Francisco Pracánico, oriundo de San Fernando, provincia de Buenos Aires e interpretado por el paraguayo Samuel Aguayo.

Desde la provincia de Corrientes se realizó una vigilia para seguir la sesión del Comité Intergubernamental de la Unesco, que tuvo a su cargo en París la votación para definir la propuesta del Estado argentino. El Ministerio de Cultura de Nación, de Conaplu (Comisión Argentina de Cooperación con la Unesco), la Cancillería Argentina y el Gobierno de Corrientes trabajaban en forma conjunta para la postulación desde 2016.   Esta decisión que tomó la Unesco implica una gran difusión del chamamé a nivel mundial, la circulación de artistas y canciones y también pensar en políticas públicas a largo plazo orientadas al género desde la difusión, la producción y la educación.

El chamamé compitió en París con otras 39 expresiones culturales de otros países del mundo, como el reggae de Jamaica, el Mwinoghe, danza de júbilo de Malawi; las parrandas cubanas, las tamboradas españolas.

El Patrimonio Cultural Inmaterial o "patrimonio vivo" se refiere a las prácticas, expresiones, saberes o técnicas transmitidos por las comunidades de generación en generación.
Según la Unesco, este reconocimiento mundial "proporciona a las comunidades un sentimiento de identidad y de continuidad, favorece la creatividad y el bienestar social, contribuye a la gestión del entorno natural y social y genera ingresos económicos".

"El chamamé es mucho más que una música alegre que se escuchaba en bailantas. Es una manifestación cultural que no distingue clases sociales y que tiene celebración propia: la Fiesta Nacional del Chamamé y la Fiesta del Mercosur. El chamamé es la marca de identidad de una gran región de la Argentina y de muchos argentinos en diferentes lugares del país", afirmó Gabriel Romero, presidente del Instituto Provincial de Cultura de Corrientes.Y añadió: "Es un bien heredado que está vivo y se transforma. Tiene un mensaje de amor a la tierra, respeto a la naturaleza, amor a la mujer y al hombre. Tiene un mensaje de fraternidad y de integración. Y nos une en una gran nación chamamecera con parte de Brasil, Paraguay y Uruguay. El chamamé es patrimonio vivo que nos enlaza y nos identifica".   Romero confió que la decisión de la Unesco ayudará a dar "gran difusión del chamamé a escala global" y consideró que la "vidriera" de la Fiesta Nacional del Chamamé, hace 30 años en la Ciudad de Corrientes y cuya edición 2021 en enero fue postergada por la pandemia, "ayudó a la difusión del género".

La práctica de esta expresión cultural está muy extendida en la Provincia de Corrientes y, entre sus principales componentes, figura una danza que sus ejecutantes bailan fuertemente abrazados, así como eventos festivos llamados musiqueadas, invitaciones, plegarias y el sapukay, un grito peculiar lanzado con un movimiento del cuerpo que expresa emociones y sensaciones profundas de alegría, tristeza, dolor o valentía. En un principio, la música del chamamé se interpretaba con vihuelas y violines, a los que luego se añadieron guitarras, armónicas, bandoneones, contrabajos y acordeones diatónicos de dos hileras. En su origen, las canciones eran cantatas religiosas y sus letras, al igual que los poemas, se cantaban y declamaban en la lengua autóctona de la región, el guaraní, pero actualmente se transmiten en dialecto yopará, una mezcla de español y guaraní. La música y el baile de este elemento del patrimonio cultural inmaterial son componentes importantes de la identidad regional y desempeñan un importante papel social porque suelen estar siempre presentes en todo tipo de celebraciones comunitarias, familiares, religiosas y festivas. El chamamé pone de relieve toda una serie de valores esenciales: el amor a la tierra en que se ha nacido y a su fauna y flora; la devoción religiosa; y la ñande reko guaraní, es decir la “manera de ser y estar” de los humanos en armonía con la naturaleza y la espiritualidad.

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