jueves, 31 de octubre de 2019

RAUL CHULIVER A PEPE GUIRRO

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  1. Supe de este tema en 1984, actuando junto al desaparecido conjunto Tiempo Nuevo, LR9 Radio Antártida de Bs As, cuando ellos cantaron esta zamba. Salta durante la década de los años 40, y aún de los 50, pese a los intensos cambios que se operaban en lo político, mantenía viejas costumbres que estaban fuertemente arraigadas entre nuestra gente. Se mantenía la vieja costumbre masculina de vestir con elegancia, incluso en Bs As. os hábitos, dichos y chanzas, conservaban mucho de la vida, del campo, y en forma especial, los gustos gastronómicos provenían de allí. El puchero era plato obligado, las empanadas, una especie de escarapela culinaria de los salteños, y el locro un verdadero rito criollo, que no todas las cocineras sabían preparar como realmente debería ser.
    Por ese tiempo corrió la voz de que en la calle Córdoba había una pequeña fonda donde se preparaba un locro que no admitía rivales, de acuerdo al paladar de los entendidos. Era la fonda de don Pepe Guirro. Así lo llamaba el local, que mostraba como aviso un letrero descolorido, con las letras pintadas sobre tablones, donde solamente se consignaba el nombre del dueño del local adonde exclusivamente se expendía locro, a partir de las 21 horas en adelante.Poco a poco los "calaveras" fueron desfilando por el establecimiento de don Pepe, y al poco tiempo, quien se preciaba de ser un auténtico bohemio, tenía que demostrar a manera de certificación que era un asiduo comensal de la fonda de don Pepe. Este era un personaje un tanto extraño para el medio, generalmente bullicioso y agresivo, como lo era la zona donde comenzaba la vida nocturna de la ciudad. Su aspecto era el de un hombre de unos sesenta largos años, de cuerpo rechoncho y baja estatura que más que caminar, se deslizaba venciendo la arteriosclerosis que le atrapaba las piernas, llevando uno a uno los platos ya servidos de su manjar criollo. Tenía todo el aspecto de un español de carácter hosco. Era silencioso. No hablaba con nadie.

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